Escuchamos a
mucha gente que dice la típica frase:
Los vinos
tintos van con carne y los vinos blancos con pescados…..
En líneas
generales no es malo, pero si seguimos esta frase constantemente, seremos unos
aburridos y agua fiestas, de beber y comer exactamente lo mismo!!!!
“No
es una norma establecida”
Si quieres
una copa de vino tinto con un pescado blanco a la plancha, pídelo sin pena!! “Diríamos
los Venezolanos: No pega ni con chiclet” pero tú eres el que paga y el que
decide que comer y que beber….
Recordemos esto
siempre:
1.
Para
el placer no hay normas
2.
Para
la armonía si hay normas
En cambio si
eres un perfeccionista del tema y quieres siempre saber que vino va en armonía con
lo que estas comiendo “En hora buena” sigue leyendo que la cosa se pone buena.
¿Qué se busca
en la armonía?
Mi profesora
en la academia de sommelier, Dayana
medina dice estas palabras:
“En la armonía
se busca que la comida abra paso al próximo trago y el trago abra paso a la
comida y así diversas sensaciones”
Para una combinación
perfecta debemos conocer las sensaciones que provoca el alimento tales como:
-Dulce
-Salado
-Acido
-Amargo
La sommelier y escritora Jane Nickles ofrece 12 formas básicas para
ayudarnos a entender el éxito y fracaso de algunas combinaciones.
1) Ácido con ácido: Las comidas ácidas, con cítricos y tomates por ejemplo,
hacen que disminuya la sensación ácida del vino y lo aplanan. Por lo tanto, las
comidas ácidas van con los vinos más ácidos como Chardonnay, Sauvignon Blanc,
Sauvigon, Pinot Grigio y los tintos Gamete y Pinot Noir.
2) Dulce con dulce: Las comidas con
dulce hacen que disminuya la sensación dulce del vino, lo aplanan y lo hacen
más ácido y amargo. Los vinos secos con comidas dulces matan los tonos
afrutados del vino. El vino debe ser más dulce que la comida o el postre.
3) ) Taninos con taninos: Las comidas tánicas, como
por ejemplo las nueces, el té, café y los frutos del bosque, suavizan los
taninos del vino. Un buen tinto añejado lo acompañaremos estupendamente con
comidas con nueces, arándanos…
4) Grasas con ácidos y taninos:
Las comidas grasosas como carnes, quesos, cremas, mantequillas y aceites
disminuyen las sensaciones ácidas y tánicas del vino. Se equilibran mutuamente.
5) Salado con ácido: Las comidas saladas se
neutralizan con vinos ácidos y espumantes.
6) Salado con dulce: Las comidas
saladas, como por ejemplo la soya, el sushi y el queso azul, se equilibran
estupendamente con vinos dulces como el moscato, el Riesling y el Sautern.
7) Salado con bajos taninos: Las
comidas saladas resaltan la amargura y los tonos minerales del vino tánico. No
son buena combinación. Se recomiendan mejor blancos y tintos como Beaujolais o
Pinor Noir.
8) Más amargo con menos amargo:
Las comidas amargas, como la berenjena, los hongos, repollos de bruselas,
espárragos, brócoli, radicchio, berros, arugola o chocolate amargo, acentúan la
amargura del vino y lo hacen imbebible. Elija vinos como Gewurztraminer,
Semillon o tintos más suaves.
9) Similitud de sabores: Los
sabores parecidos se potencian mutuamente. Las comidas con frutas armonizan con
vinos afrutados, las picantes con vinos con tonos a especies como Riesling y
Gewuertraminer, los sabores a tierra como los hongos, van con vinos terrosos
como Pinot Noir, pimienta verde va con los tonos de pimienta del Cabernet
Sauvignon.
10) Contraste de sabores: Los sabores contrastantes entre las comidas y el
vino pueden contrarestar el aburrimiento y añadir un toque interesante. Sin
embargo, esto es más complicado y nos forza a probar combinaciones.
11) Similitud en texturas: Comidas ricas y elaboradas combinan con vinos
fuertes y corpulentos, y las comidas ligeras van mejor con vinos suaves. Entre
los blancos suaves están el Sauvignon Blanc y el Riesling. Y entre los tintos
suaves, están el Beaujolais y Pinot Noir.
12) Contraste de texturas: a veces funciona pero es riesgoso. Comidas y
vinos pesados en algunos casos resulta pesado. Vinos más suaves con carnes o
postres grasosos resaltan el sabor de las comidas y le dan protagonismo.
13) Picantes con dulces: El dulce de vinos como Riesling y
Gewurztraminer apagan la sensación de quemazón. Los vinos ácidos como
Chardonnay y Sauvignon Blanc acentúan y perpetúan el picor. 14) La psicología:
Muchas veces más que la armonía de comidas y vino, es la ocasión y nuestras
emociones lo que enaltece la experiencia. Si bien las fresas y la champaña no
son la mejor combinación al paladar, lo hemos asociado con el romance y el
placer.
Fuente: alritmodelvino.blogspot.com